Que en el fútbol actual uno se gane el derecho a ser reconocido mundialmente por su nombre de 'pila' es un signo de grandeza. Eso ha conseguido un Rodrigo Hernández que hace tiempo empezó a ser conocido como Rodri. Un jugador 'de los de antes'. Sin tatuajes, sin redes sociales y que juega con la camiseta metida por dentro. En definitiva, un futbolista 'normal' que ha hecho justicia al nombre de Raúl, Xavi e Iniesta para devolver el Balón de Oro a España 64 años después de que lo conquistase Luis Suárez.
"Toda mi vida he vivido entre estos dos mundos: uno el fútbol y el otro el “mundo real”. A veces los chicos se burlan de mí por ser “normal”. Es gracioso porque si le preguntaras a mi esposa o incluso a mi madre, dirían que soy lo más alejado de la normalidad. Cuando se trata de fútbol, soy un adicto", confesó Rodri el pasado mes de septiembre en una carta abierta a 'The Players' Tribune'.
A sus 28 años, y en el momento más crítico de su carrera tras sufrir una grave lesión de rodilla que le tendrá cerca de un año lejos de los terrenos de juego, Rodri ha irrumpido en el Théatre du Chatelet de la glamurosa ciudad de París como ha hecho durante toda su carrera en el terreno de juego: sin hacer ruido. Un futbolista que no por silencioso deja de ser la piedra angular sobre la que se han construido la éxitos más recientes del Manchester City y la Selección.
Él mismo ha reconocido en más de una ocasión que le costó adaptarse más de lo esperado, no sólo al ritmo que exigía una competición como la Premier League, sino a todos los entresijos que esconde el Manchester City de Guardiola. Prueba de ello fue su suplencia en la final de la Champions de 2021 en la que el conjunto 'sky blue' cayó contra el Chelsea. Ahora bien, entrado en la plenitud futbolística que le otorgan sus 28 años de edad, hace tiempo que Rodri dejó atrás esas dudas iniciales para convertirse, no sólo en la extensión de Pep en el campo... sino en el jugador más imprescindible del mundo.
"Hemos sido muy afortunados en los últimos años con el City, pero no es la vida real. En los buenos momentos, no aprendes, solo disfrutas. En los malos momentos, cuando realmente sufres, es cuando realmente creces. Recuerdo que después de la final de la Liga de Campeones de 2021 contra el Chelsea, volví a la pequeña zona familiar y, cuando vi a mis padres y a mis hermanos, literalmente no pude hablar. Era como si tuviera 10 años otra vez, en la mesa de la cocina. No podía decir ni una palabra. Solo pensé: no quiero volver a sentir esto nunca más. Tengo que trabajar más duro. Tengo que encontrar una manera de ser mejor".
Los números no dejan lugar a la interpretación. Y es que, con una única derrota en la final de la FA Cup contra el Manchester United en sus últimos 85 partidos entre club y selección antes de caer lesionado el pasado 23 de septiembre, Rodri se ha convertido en el 'talismán' de un Manchester City que triplica su ratio de derrotas en Premier League cuando no ha podido estar disponible.
La realidad es que, desde su 'mutación' a un pivote 'todocampista' capaz de marcar diferencias en todas las fases del juego, no existe en el planeta un futbolista capaz de replicar todo lo que le aporta a un Pep Guardiola que ha sido capaz de sobrevivir sin hombres capitales como Kevin de Bruyne, Erling Haaland... pero nunca sin Rodrigo Hernández. Y es que, en un deporte en el que siempre gana el que marca más que el rival, Rodri es capaz de robar, construir... y marcar diferencias en área rival. El curso pasado, sin ir más lejos, se disparó hasta los 22 tantos producidos entre goles (9) y asistencias (13).
"Para mí, Pep añadió esa última pieza mental del rompecabezas. “Ver” el juego de una manera diferente. “Sentirlo”: cuándo moverse hacia el espacio, cuándo contenerse. Cuándo presionar, cuándo aflojar. Su confianza fue muy importante para mí, porque hay que recordar que, cuando llegué aquí en 2019, entré en un vestuario con Fernandinho, Agüero, David Silva, Kevin De Bruyne. Leyendas. Cuando tenía 12 años, solía ir a ver a Agüero en el campo de entrenamiento cuando estaba en el Atlético".
Suyo, de hecho, fue el gol más importante en la historia del Manchester City cuando, aquel 10 de junio de 2023, recogió un balón suelto en el balcón del área para traer la primera Champions a las vitrinas del Etihad Stadium. "Incluso cuando marqué el gol en la final de la Champions League en 2023, no fue un “cálculo”. Fue una sensación , de 20 años de fútbol, desde que jugaba en el jardín". El premio al mejor jugador del torneo que recibió aquella edición de 2023 sirvió para empezar a reconocer a un futbolista del que siempre han huido los focos. Mismo reconocimiento que el pasado mes de julio recibió en Berlín con la camiseta de la Selección tras conquistar la Eurocopa con España.
"En la Eurocopa, fue lo mismo. Para mí fue poético, porque tuve que ver la segunda mitad de la final desde la banda. Por una vez, no tenía el control. Antes de que comenzara el torneo, me planteé el reto de ser más un líder. Cuando ganas para tu país, sientes una emoción diferente. Me sentí transportada a mis raíces cuando jugaba en la piscina, luego en el jardín y luego otra vez en la piscina. Cuando subía la bicicleta al tranvía para ir a entrenar. Te das cuenta de que no solo has hecho feliz a una ciudad, sino a todo un país. Tanta gente diferente".
No ha sido poco lo que Rodri ha tenido que trabajar, siempre en silencio, para llegar hasta aquí. Y es que, en un deporte donde el marketing se impone en muchas ocasiones a lo que ocurre dentro del terreno de juego, el Balón de Oro que reconoce a Rodri como el mejor jugador del mundo es la viva representación de que el fútbol sigue siendo de los que aman este juego. "Con todo el respeto que merecen los libros, la economía y la contabilidad... Sólo hay una cosa que toca el corazón de esa manera. Sólo el fútbol puede hacerlo. Gracias a Dios por el fútbol que puede hacernos soñar". 64 años después, el tío más 'normal' del mundo ha traído el Oro de vuelta a España.
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