Un ganador sobre el campo y un ejemplo fuera del verde. Así es Rodrigo Hernández Cascante. Un futbolista que nunca ha tenido campañas de opinión detrás, que no ha abierto periódicos o informativos, pero que tiene la capacidad de poner de acuerdo a todos los profesionales del balón. Los de dentro, los que se ganan la vida alineando o jugando y saben de primera mano lo que tiene mérito y lo que no dentro de un campo, siempre han visto al madrileño como un elemento fundamental en sus equipos. El único imprescindible, la pieza que no puede faltar en un deporte colectivo.
Porque destacar en una función que es casi invisible en el fútbol no es nada fácil y Rodrigo lo ha hecho como nadie. Dar equilibrio al juego de los suyos, asistir, hacer mejores a los de su alrededor, mantener la calma, retener el esférico como nadie, encontrar espacios, recuperar balones y, por si fuese poco, marcar goles en momentos decisivos, son algunas de las cosas que hace el futbolista del Manchester City sobre el terreno de juego. Sin duda, algo que está al alcance de unos pocos privilegiados.
Y es que sólo hay que hablar con un entrenador para saber qué jugador prefieren tener en su equipo. Un tipo que no baje del notable, que sea diferencial durante los 90 minutos y que sea decisivo a los dos lados de la divisoria. Así es un Rodrigo Hernández que, a diferencia de las grandes estrellas, no le gusta estar en los focos.
Fuera de las redes sociales, con los pies en la tierra desde que se llevó el palo de abandonar la cantera del Atlético de Madrid por su escasa estatura siendo un adolescente, calmado en su discurso y sin buscar la vida artificial que se demanda en esta sociedad, no hay duda de que Rodrigo es mucho más que un gran futbolista.
El triunfo del internacional español en la gala con más glamour del planeta fútbol es la demostración de que el trabajo puede pagar más que las estridencias. La constancia puede llegar a ser más importante que el ruido y la humildad tiene su premio. La transparencia, la normalidad y el éxito del chico que ve el fútbol como un deporte y no como un negocio será lo que se imponga en París.
En la capital francesa se premiará al mejor jugador de la pasada Eurocopa que ganó España de forma brillante, a un fútbol español que ha demostrado ser el mejor del mundo en estos momentos gracias a su impecable forma de ganar y a una demarcación que tanto se ha honrado en nuestras fronteras durante las últimas décadas con futbolistas como Guardiola, Bruno Soriano, Xabi Alonso, Busquets, Rodri o Zubimendi.
Así, no hay mejor sucesor en España para Luis Suárez que Rodri. Un futbolista capaz de ser el más destacado de la Selección sin pasar por ninguno de los dos grandes de nuestro fútbol y un chico que ha sabido disfrutar de la esencia del fútbol, un deporte que lee como nadie y al que juega como pocos. Porque hay muchos que saben regatear, pero sólo unos elegidos pueden entender lo que va a suceder durante un partido. El nuevo Balón de Oro se encuentra en el segundo grupo.
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